martes, abril 10, 2007

DETRÁS DEL CHAMPAGNE


















Entre rubias burbujas de champagne, te encontré mariposa de falda corta, con sensual pañuelo anudado al cuello. No era carnaval, pero al verte sentí, que de las serpentinas dormidas en mí, brotaban rulos que pretendían envolverte. Acaricié con gozo tus extendidas manos, cubiertas por un suave terciopelo azul. Manos perturbadas por viejos desencantos.
Fue un diáfano sábado de noche larga, cuando te entregué mi amor de juventud y tú me diste sonriente la rosa del querer. Pasaron años, cumplimos abriles y crudos inviernos golpearon estas sienes, pero tú siempre permaneciste junto a mí. Pasó el tiempo y nunca más te alejaste, porque lo que fue dolor en tu viaje del final, no alcanzó a consumir tu impalpable presencia.
Esa imagen cubrió mis noches de esperas, enredada en las figuras de un tango, bailado entre sonrisas, caricias y besos. No creas que ya no estás en mí, te siento igual hoy que siempre, esperando vuelvas por la calle larga. Suave princesa de ojos cansados, de frágil figura y tez blanca sin maquillaje, humilde reencarnación de virgen encendida. Jamás podré traicionar nuestro amor de juventud, el mismo que acompañó mil noches de besos, allá en los tiempos que una vez... nos vieron reír.

Cuando insensible la muerte me robó tu vida, sólo el recuerdo justificó la mía, y sé que volverás mañana y yo estaré ahí.
¿Despertar .... Para qué?. Basta vivir entre cartones viejos, el dolor de penas atrapadas junto al río.

José Pedro Aresi

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