lunes, agosto 06, 2007












LA RESISTENCIA DEL TANGO

Lanzamiento 12 de junio

Sony Bmg rescata diez LPs que fueron publicados en las décadas del ’60 y ’70, bajo los sellos RCA y CBS y que ahora, algunos por primera vez, verán la luz en formato de CD “símil-vinilos” respetando los artes originales y con sus respectivos comentarios.
El paso del tiempo agigantó el valor de estos discos, ya que pertenecen a una época en la que el tango había perdido presencia social, mediática y en los bailes pero no por ello calidad, como lo demuestran estas obras.

Los audios fueron remasterizados digitalmente utilizando las cintas análogas originales, logrando un sonido notable que permite una escucha totalmente renovada de este material.

Estos diez álbumes constituyen la primera tanda de una colección de los “años perdidos” del tango, que pronto tendrá su segunda parte.

Quinteto Real – Quinteto Real


1960: primer disco del Quinteto Real. Significa la fundación de un sonido nuevo, surgido del cerebro musical de Horacio Salgán. Proyectado al futuro, el pianista, director y arreglador escribió cada detalle con el fin de que ningún cambio de formación incidiera en el resultado final.

Presentación del Sexteto Tango – Sexteto Tango

Grabado en 1968, fue el primer LP de la agrupación. Surgida de las entrañas de la orquesta de Osvaldo Pugliese, se destacó por su vocación bailable y moderna a la vez.

Tango puro – Leopoldo Federico y su orquesta

Suerte de descanso entre sus maratónicas actuaciones y giras con Julio Sosa, el LP instrumental “Tango Puro” (1963) es la consolidación de Leopoldo Federico como músico, compositor y director con voz propia.

Su sonido del 70 - Enrique Mario Francini

En 1970 el violinista Enrique Mario Francini formó un sexteto y le confirió los arreglos al bandoneonista Néstor Marconi. El resultado es asombroso: un disco instrumental soberbio y arriesgado, con versiones muy diferentes de los tangos clásicos y conmovedores solos de Francini.

Buenos Aires conoce a Floreal Ruiz - Floreal Ruiz


Publicado en 1977, es el último testimonio discográfico de Floreal Ruiz, uno de los mejores cantantes de las décadas del 40 y 50 y ex vocalista de las orquestas de Alfredo De Angelis, Aníbal Troilo, Francisco Rotundo y José Basso. Aquí, junto a la Orquesta Típica Porteña, con arreglos de Raúl Garello, Floreal da una soberbia clase de expresión y fraseo, a pesar de los problemas de salud que ya habían mermado su voz.

Antonio Agri y su Conjunto de Arcos – Antonio Agri

Después de 14 años en distintas formaciones de Astor Piazzolla (quinteto, octeto y noneto), el violinista Antonio Agri se va para ocupar un atril en la Orquesta Estable del Teatro Colón. Pero también encara su propio proyecto: el Conjunto de Arcos, que lo acompañará el resto de su vida. En este long play de 1977 hay varios clásicos de tango y una sorpresa: “Yesterday”.

Octubre - Osvaldo Piro y su orquesta


Ex integrante de las orquestas de Alfredo Gobbi y Fulvio Salamanca, Osvaldo Piro siempre tuvo una predilección especial por ese formato. Este disco, de 1979, es un momento notable al frente de su propia típica. Por primera vez graba “Octubre”, uno de sus tangos más inspirados.

For export – Baffa / Berlingieri

Aún jóvenes, pero con una vasta experiencia en el tango, el bandoneonista Ernesto Baffa y el pianista Osvaldo Berlingieri formaron su propio conjunto a mediados de los `60. Este long play “For export” (1966) es un disco exquisito y aguerrido, en formato orquestal, con tangos propios y ajenos, de esos permeables a la doble posibilidad de la escucha y del baile.


La verdad del tango – Roberto Rufino

Con la orquesta de Raúl Garello, este LP de 1971 muestra al cantante Roberto Rufino en la plenitud de su estilo romántico. Fraseo indómito, expresividad desbordante y gran entonación.

La Resistencia del Tango

Entre mediados de la década del ‘50 y principios de la del ‘80 el tango vivió una profunda crisis. A partir del golpe del 55 las orquestas comenzaron a disolverse, los grandes bailes populares fueron menguando y la juventud se convertía en un producto marcado al ritmo del frenético rock and roll. Los muchachos cambiaron el peinado achatado por el jopo rebelde a lo James Dean. Años más tarde, la beatlemanía traería el flequillo y el pelo largo y un directivo discográfico ecuatoriano llamado Ricardo Mejía inventaba esa burbuja llamada El Club del Clan. El tango aparecía como emblema del pasado, una situación que se profundizaría con los años. Apenas Julio Sosa, con su estampa carismática y viril, le ponía el pecho a la decadencia del tango y se cristalizaba como un bastión de masividad.
Pero no estaba solo.

La mayoría de los protagonistas de los años de oro del género estaban vigentes en términos creativos. Contemplaban con melancolía o indignación cómo la historia pasaba de largo pero, lejos de paralizarse, se reconvirtieron. Mientras se potenciaba una nefasta guerra dialéctica contra el imparable rock y muchas estrellas rastrillaban mercados por América latina, las orquestas se transformaron en pequeños sextetos, quintetos, tríos, y paradójicamente la necesidad de adecuarse a pequeñas salas y tanguerías derivó en una música de una calidad significativa. El ícono de este instante histórico es Astor Piazzolla, pero la tendencia se extendió en diversas estéticas. De Troilo y Grela al lunfardo exquisito de Edmundo Rivero, de la escuela multiplicadora de Osvaldo Pugliese al brillo de cantores solistas como Roberto Goyeneche, de Salgán- De Lío a Baffa- Berlingieri, la ausencia de los bailes y del fervor popular tapó esta etapa compleja e insoslayable. Ellos no sólo sobrevivieron al naufragio y revirtieron la agonía: se encaramaron, quizás sin saberlo, quizás a su pesar, como la resistencia del tango.
Esta colección intenta recuperar discos perdidos de este período crucial. Discos injustamente secretos que hoy funcionan como un largo puente que conecta dos extremos históricos: los años de oro y el fin de la decadencia a partir de 1983 con la repercusión local del éxito internacional de la compañía Tango Argentino. Son discos tal como se los conocieron, sin bonus tracks, sin artificios, remasterizados, con el arte y el diseño idénticos a los originales pero adaptados al formato de CD. Son LPs de los años 60, 70 y principios de los 80 que permanecieron escondidos al costado del winco. Instantáneas de un momento en el que aún no existía la compulsión de rescatar: todo estaba ahí, a mano. Tesoros que, de tan cercanos, no supimos escuchar a tiempo.

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